FRASES PARA REFLEXIONAR

"Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad". Paul Auster



domingo, 13 de julio de 2014

POETICA PUPILUUM (III)

SANGRE, ALCOHOL, TABACO Y GASOLINA.
Aún no lo entiendo. ¿Por qué me sigue la policía? Solo recuerdo que anoche estaba bebiendo en un bar y de un momento a otro me encontré en esta situación: me despierto esta mañana con un dolor de cabeza terrible, percibo un olor asqueroso. ¡Oh Dios, soy yo! El olor es una mezcla de alcohol, tabaco y gasolina. <<¿Qué ocurrió anoche?>>, me pregunto en voz baja tratando de recordar. <<¿Porqué no me acuerdo de nada?¿Dónde estoy? No reconozco este lugar>>. Parecía la habitación de un motel cutre. Bajé las escaleras para interrogar al recepcionista, pero su puesto estaba vacío, así que decidí salir a la calle para ubicarme. De repente un policía me miró asombrado y gritó: <<¡Es él!>>. Así empezó mi persecución. Sin saber por qué, eché a correr, crucé numerosas calles, tropecé con varias personas tirando a algunas al suelo hasta que llegué a una calle conocida, que no estaba lejos de mi casa. Y aquí me encuentro en la puerta de mi edificio. Recojo el periódico de mi buzón y mientras subo las escaleras hasta mi piso leo la portada: "Encontrada muerta y quemada esta madrugada a una joven de 25 años de edad".  Abro la puerta de mi piso. ¿Qué es esto? ¡Está todo lleno de sangre! ¿El asesino soy yo?. No supe qué hacer. <<¡Oh, mierda!>>, exclamé desconcertado. <<No creo que yo sea el responsable de todo esto. Debe  ser un error>>, me dije tratando de tranquilizarme. <<¡Joder, joder!>>, me repetí contrariado. ¿Qué puedo hacer?Ahora entiendo por qué me seguía la policía. No recuerdo nada. Justo entonces escuché por primera vez aquella voz que me hablaba dentro de la cabeza: <<Tranquilo, tranquilo. No te preocupes. Todo se solucionará. Lo que hemos hecho. Es solo el comienzo>>. ¿Pero quién demonios eres? ¿A qué te refieres con que "es solo el comienzo"? ¿De qué me estás hablando? Asustado, entro al servicio y me lavo la cara. Creía que todo lo que había escuchado eran alucinaciones, pero al levantar la cabeza observo en el espejo a un hombre cuya apariencia es espeluznante. Inmediatamente me di la vuelta para observar quién estaba tras de mí. Sin pensármelo dos veces, salgo corriendo al ver a ese ser extraño. <<¿Cómo es posible que este ocurriendo todo esto?>>, me preguntaba en voz alta. Al salir del edificio me encuentro con un buen amigo y le explico todo lo sucedido.
—Lo vi con mis propios ojos—le digo excitado—, su rostro era..... era espantoso: los ojos rojos, la piel pálida… y… y… la manera de mirarme—le explico muy nervioso. Por supuesto, él tampoco lo podía creer.
—¡Pero, ¿qué me estás contando?! Estás blanco como la pared—dice asombrado—, mira, será mejor hablar de esto en otro momento.
—Está bien—acepto—¿Dónde quieres que nos veamos?
—Escucha, ¿qué te parece si nos vemos mañana en la avenida de Times Square junto a la avenida Broadway y la Séptima Avenida y me cuentas todo lo sucedido? ¿Entendiste?
—Sí, entiendo—le digo—. ¿A las seis menos cuarto te parece bien?
—No te preocupes—me tranquiliza—, llegaré a esa hora.
Como era de esperar, aquel <<No te preocupes, llegaré a esa hora>> lo dice por decir. Siempre me hace lo mismo: me promete que llegará puntual y tarda más de lo que dice. Por fin llega.
—Hola—me saluda y se disculpa por el retraso—. Lamento haber llegado tarde, pero.... estaba tratando de averiguar algo sobre lo que me contaste ayer y necesito más información.
—Está bien—acepto sus disculpas y su propuesta—. Aparte de lo que ya te conté, te puedo decir que su voz era idéntica a la mía. <<Tranquilo, tranquilo>>, escuché que me decía. Y añadió: <<No te preocupes. Lo que hemos hecho es solo el principio>>, o algo así.
—Escucha—dice conciliador—. Todo lo que me estás diciendo sé que es verdad, pero, ¿no estarás exagerando las cosas? Yo he investigado sobre hechos paranormales y si te soy sincero no encontré ningún caso relacionado con tu problema—dice con convencimiento—. Creo que....todo lo ocurrido eran solo ilusiones tuyas. Debiste haberlo imaginado.
—¡No, no!—se  lo repito—. Todo lo que te he contado es cierto; absolutamente todo. Si hubiese sido imaginación mía, lo que ocurrió en aquella habitación no sería real…—digo muy contrariado—…Todo estaba lleno de sangre… un olor a gasolina y alcohol…
—Bueno, eso no tiene explicación—dice reflexionando—¿Tú estabas beodo?¿Tomaste algún tipo de droga?
—¡No, no!—replico contundente—. No tomé ningún tipo de droga, solo alcohol. Y sobre la gasolina... no sé cómo llego allí.
—Tal vez sea una entidad oscura de algún recuerdo del pasado y que ahora busque venganza.
—Pero, ¿qué me estás contando?—digo con incredulidad, pero sin llegar a descartar su hipótesis—No creo que sea eso. Debe de ser una casualidad.
—Casualidad, coincidencia, ¿quién sabe?
—Mira, yo creo que todo esto tiene que tener un principio y un fin, y trataré de descubrirlo. Me llevará días…semanas, incluso meses—digo rectificándose a mí mismo—, pero llegaré al final de todo esto y cuando lo haga te demostraré que lo que yo decía era verdad.
—Está  bien—acepta a regañadientes—. Si tú quieres averiguarlo por tu cuenta, te deseo lo mejor, pero yo creo que todo esto es un simple malentendido y que no encontrarás respuestas—dice muy y se marcha.
—Como tú quieras. ¡Gracias por tu ayuda!.
A la mañana siguiente me pongo en marcha y trato de recordar cosas de mi pasado. No podía creerlo, pero lo que encontré fue increíble. <<Hijo, recuerda que cuando seas mayor tendrás que enfrentarte a tus miedos y a una maldición que ha permanecido en nuestra familia durante siglos>>, parece que estoy oyendo la voz de mi madre pronunciando aquella frase. Ahora entiendo la extraña muerte que tuvo mi padre. No pudieron resolver su caso nunca. Debió ser aquella maldición. Si no hago algo ahora mismo, estaré en peligro. Pero… ¿qué es lo que debo hacer? Debería huir, debería esconderme.... <<¿Por qué no tengo más respuestas? ¿Por qué me ocurre esto a mí? ¿Por qué?>>, grito en voz alta esperando que alguien me conteste. Si la maldición es cierta, no tardará en llegar mi hora. La verdad ya no sé qué hacer. Creo que lo mejor será esperar y dejar que todo ocurra de una vez y se termine para siempre.
 
Germán Almagro Ojeda, ex aequo profesor Avenarius (Sevilla)


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