SANGRE, ALCOHOL, TABACO Y GASOLINA.
Aún no lo
entiendo. ¿Por qué me sigue la policía? Solo recuerdo que anoche estaba
bebiendo en un bar y de un momento a otro me encontré en esta situación: me
despierto esta mañana con un dolor de cabeza terrible, percibo un olor
asqueroso. ¡Oh Dios, soy yo! El olor
es una mezcla de alcohol, tabaco y gasolina. <<¿Qué ocurrió anoche?>>,
me pregunto en voz baja tratando de recordar. <<¿Porqué no me acuerdo de
nada?¿Dónde estoy? No reconozco este lugar>>. Parecía la habitación de un
motel cutre. Bajé las escaleras para interrogar al recepcionista, pero su
puesto estaba vacío, así que decidí salir a la calle para ubicarme. De repente
un policía me miró asombrado y gritó: <<¡Es él!>>. Así empezó mi
persecución. Sin saber por qué, eché a correr, crucé numerosas calles, tropecé
con varias personas tirando a algunas al suelo hasta que llegué a una calle
conocida, que no estaba lejos de mi casa. Y aquí me encuentro en la puerta de
mi edificio. Recojo el periódico de mi buzón y mientras subo las escaleras
hasta mi piso leo la portada: "Encontrada muerta y quemada esta madrugada
a una joven de 25 años de edad". Abro
la puerta de mi piso. ¿Qué es esto? ¡Está
todo lleno de sangre! ¿El asesino soy yo?. No supe qué hacer. <<¡Oh,
mierda!>>, exclamé desconcertado. <<No creo que yo sea el
responsable de todo esto. Debe ser un
error>>, me dije tratando de tranquilizarme. <<¡Joder, joder!>>, me repetí contrariado. ¿Qué puedo hacer?Ahora entiendo por qué me seguía la policía. No recuerdo nada. Justo entonces escuché por primera vez aquella voz que me hablaba dentro de la
cabeza: <<Tranquilo, tranquilo. No te preocupes. Todo se solucionará. Lo
que hemos hecho. Es solo el comienzo>>. ¿Pero quién demonios eres? ¿A
qué te refieres con que "es solo el comienzo"? ¿De qué me estás hablando?
Asustado, entro al servicio y me lavo la cara. Creía que todo lo que había
escuchado eran alucinaciones, pero al levantar la cabeza observo en el espejo a
un hombre cuya apariencia es espeluznante. Inmediatamente me di la vuelta para
observar quién estaba tras de mí. Sin pensármelo dos veces, salgo corriendo al
ver a ese ser extraño. <<¿Cómo es posible que este ocurriendo todo esto?>>, me preguntaba
en voz alta. Al salir del edificio me encuentro con un buen amigo y le explico todo lo
sucedido.
—Lo vi
con mis propios ojos—le digo excitado—, su rostro era..... era espantoso: los
ojos rojos, la piel pálida… y… y… la manera de mirarme—le explico muy nervioso. Por supuesto, él
tampoco lo podía creer.
—¡Pero, ¿qué me estás contando?!
Estás blanco como la pared—dice asombrado—, mira, será mejor hablar de esto en
otro momento.
—Está bien—acepto—¿Dónde quieres
que nos veamos?
—Escucha, ¿qué te parece si nos
vemos mañana en la avenida de Times
Square junto a la avenida Broadway y la Séptima Avenida y me cuentas todo
lo sucedido? ¿Entendiste?
—Sí, entiendo—le digo—. ¿A las seis menos cuarto te parece bien?
—Sí, entiendo—le digo—. ¿A las seis menos cuarto te parece bien?
—No te preocupes—me tranquiliza—,
llegaré a esa hora.
Como era de esperar, aquel
<<No te preocupes, llegaré a esa hora>> lo dice por decir. Siempre
me hace lo mismo: me promete que llegará puntual y tarda más de lo que dice.
Por fin llega.
—Hola—me saluda y se disculpa por
el retraso—. Lamento haber llegado tarde, pero.... estaba tratando de averiguar
algo sobre lo que me contaste ayer y necesito más información.
—Está bien—acepto sus disculpas y
su propuesta—. Aparte de lo que ya te conté, te puedo decir que su voz era
idéntica a la mía. <<Tranquilo, tranquilo>>, escuché que me decía.
Y añadió: <<No te preocupes. Lo que hemos hecho es solo el principio>>,
o algo así.
—Escucha—dice conciliador—. Todo
lo que me estás diciendo sé que es verdad, pero, ¿no estarás exagerando las
cosas? Yo he investigado sobre hechos paranormales y si te soy sincero no
encontré ningún caso relacionado con tu problema—dice con convencimiento—. Creo
que....todo lo ocurrido eran solo ilusiones tuyas. Debiste haberlo imaginado.
—¡No, no!—se lo repito—. Todo lo que te he contado es
cierto; absolutamente todo. Si hubiese sido imaginación mía, lo que ocurrió en
aquella habitación no sería real…—digo muy contrariado—…Todo estaba lleno de
sangre… un olor a gasolina y alcohol…
—Bueno, eso no tiene
explicación—dice reflexionando—¿Tú estabas beodo?¿Tomaste algún tipo de droga?
—¡No, no!—replico contundente—.
No tomé ningún tipo de droga, solo alcohol. Y sobre la gasolina... no sé cómo
llego allí.
—Tal vez sea una entidad oscura
de algún recuerdo del pasado y que ahora busque venganza.
—Pero, ¿qué me estás contando?—digo
con incredulidad, pero sin llegar a descartar su hipótesis—No creo que sea eso.
Debe de ser una casualidad.
—Casualidad, coincidencia, ¿quién
sabe?
—Mira, yo creo que todo esto
tiene que tener un principio y un fin, y trataré de descubrirlo. Me llevará
días…semanas, incluso meses—digo rectificándose a mí mismo—, pero llegaré al
final de todo esto y cuando lo haga te demostraré que lo que yo decía era
verdad.
—Está bien—acepta a regañadientes—. Si tú quieres
averiguarlo por tu cuenta, te deseo lo mejor, pero yo creo que todo esto es un
simple malentendido y que no encontrarás respuestas—dice muy y se marcha.
—Como
tú quieras. ¡Gracias por tu ayuda!.
A la mañana siguiente me pongo en marcha y trato de recordar cosas de mi
pasado. No podía creerlo, pero lo que encontré fue increíble. <<Hijo,
recuerda que cuando seas mayor tendrás que enfrentarte a tus miedos y a una maldición
que ha permanecido en nuestra familia durante siglos>>, parece que estoy oyendo la voz de mi madre
pronunciando aquella frase. Ahora
entiendo la extraña muerte que tuvo mi padre. No pudieron resolver su caso
nunca. Debió ser aquella maldición. Si no hago algo ahora mismo, estaré en
peligro. Pero… ¿qué es lo que debo hacer? Debería huir, debería esconderme.... <<¿Por qué no tengo más
respuestas? ¿Por qué me ocurre esto a mí? ¿Por qué?>>, grito en voz alta
esperando que alguien me conteste. Si la maldición es cierta, no tardará en llegar mi hora. La verdad ya no
sé qué hacer. Creo que lo mejor será esperar y dejar que todo ocurra de una vez
y se termine para siempre.
Germán Almagro Ojeda, ex aequo profesor Avenarius
(Sevilla)
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